martes, 10 de junio de 2008

ALCOHOL Y VOLANTE SON UNA MEZCLA PELIGROSA

En la Argentina mueren 20 personas por día en accidentes de tránsito

En muchos de los casos mortales, las víctimas habían bebido en exceso
Esa ingesta disminuye los reflejos y aumenta el tiempo de reacción frente a situaciones riesgosas
Los límites legales


Las cifras de accidentes de tránsito en nuestro país siguen siendo alarmantes. El total de muertos en 2001 fue de 7071 personas, lo que determina un promedio mensual de 589 y de 20 muertos por día, según la Asociación Civil Luchemos por la Vida. Estudios realizados en Europa en los últimos 20 años demuestran que los accidentes de tránsito han cobrado más víctimas que todas las guerras sufridas por la humanidad. Lamentablemente, en nuestro suelo, las razones para que estas estadísticas no cedan son muchas, como la falta de señalización adecuada, la densidad del tránsito, el mal estacionamiento, la desobediencia a las normas de circulación y el error humano, donde no faltan la impericia, la negligencia y la imprudencia. Otra triste constante que aparece en los accidentes automovilísticos es el alto consumo de alcohol que se verifica en muchos conductores. Clínicamente, las manifestaciones iniciales del consumo de alcohol no se observan con facilidad, pasando con frecuencia inadvertidas cuando los niveles de alcohol en sangre están por debajo de los 0,5 gramo por litro. A pesar de esto, si a esos sujetos se les practicara un test psicotécnico se comprobaría (como consecuencia de la acción depresora del alcohol sobre el sistema nervioso central) significativas alteraciones, ya que todas las funciones puestas en juego a la hora de conducir se hallan perturbadas. "Se debe tomar conciencia de que el alcohol es una droga. Además, es necesario que las personas conozcan los riesgos que implica conducir con una ligera impregnación alcohólica", puntualizó el doctor Heraldo Nelson Donnewald, médico legista y del trabajo, ex profesor titular de Toxicología de la Facultad de Medicina de Buenos Aires, profesor titular de Toxicología del Instituto Universitario de Ciencias Biomédicas de la Fundación Favaloro y director médico de la Morgue Judicial

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